El chamanismo es la práctica espiritual más ancestral de la que se tiene conocimiento. El origen de la palabra “chamán” es siberiano, significa “sanador espiritual” y ha sido una práctica habitual en diferentes partes de Asia, Europa, África, Australia, Groenlandia y entre los pueblos indígenas de América del norte y del sur a lo largo de su historia.

De la misma manera que la física cuántica describe un campo de energía que conecta todas las formas de vida, los chamanes hablan también de una red de vida que conecta todas las cosas. Un chamán sana la enfermedad emocional y física trabajando el aspecto espiritual de la enfermedad.

Cuando escuchamos la palabra “chamán” puede que lo primero que imagines sea la imagen de un sanador espiritual con conocimientos ocultos y poderes misteriosos. Nunca pensé llegar a acceder a este mundo, pero si, es cierto que siempre me he sentido muy atraída.

Durante el viaje chamánico, utilizando el sonido repetitivo del tambor, tengo la oportunidad de apartar el velo entre el mundo visible e invisible y acceder a información y a energías que me ayudan a despertar y recuperar nuestro poder personal. Conocer el animal de poder te ofrecerá enseñanzas únicas y a menudo inesperadas, te ayudará a comprender tu comportamiento.

Cuando experimentamos situaciones traumáticas, muchas veces el dolor que sentimos en tan grande que una parte de nosotros no lo puede soportar y se evade, en ese momento pierdes un pequeño fragmento de tu alma. Esto nos hace sentirnos tristes, vacíos. Recuperar nuestros fragmentos de alma nos devuelve nuestro poder interior, nos ayuda a recuperar la alegría de vivir. Esta es una de las prácticas chamánicas más importantes para obtener sanación.